Historia del skate: los surferos del asfalto

La apasionante historia del skate nos mueve hoy a dedicarnos a la construcción de skateparks

Los skaters que hoy surcan nuestras plazas, calles y aceras tienen un origen quizás lírico: los surfers de las playas de California, quienes en la década de los años cincuenta decidieron instruir a la gente de a pie sobre cómo remontar una ola en pleno asfalto. Impregnaron de su estilo, actitud y moda a toda una generación de jóvenes y no tan jóvenes que hoy inspiran el diseño de skateparks y llevan con orgullo el estandarte del skate. Pon atención a esta historia.

Hacia la normalización de un deporte de los suburbios

El primer skate comercial fue el Roller Derby y, en los sesenta, apareció la primera revista, testimonio de que lo que parecía una moda que asaltaba calles y plazas venía para quedarse: “no podemos permitirnos ir a surfear o, simplemente, no tenemos playa, pero sí podemos hacerlo en nuestros barrios”. Era el lema.

Y los tomaron. Vaya si los tomaron.

Explosión en la construcción de skateparks

Tres años más tarde, más de un millón de tablas de skate ya tenían dueño y surfeaban por las calles, las avenidas, los parques, las aceras, las calzadas… Toda estructura urbanística era susceptible de ser usada por los surfers del asfalto. Además, la rueda de uretano proporcionaba un recorrido mucho más seguro y suave que la anterior.

En los setenta, el skateboarding experimentó una explosión sin precedentes. Los ayuntamientos integraron a esos mal llamados “saboteadores del espacio público” y se procedió a la construcción de skateparks.

Cada vez salían más skaters profesionales en televisión y el cine, que recreaban su estilo de vida, ya más alejado de la típica estética agresiva y dura punk que fue un estigma en el pasado. Optaban por ropas más holgadas color tierra y zapatillas de tenis desgastadas.

A lo lejos, los padres biológicos del skate, desde lo alto de las olas, observaban con ternura cómo sus hijos habían crecido y estaban entrando en la edad adulta.

Las amenazas: las aseguradoras, el rollerblading y el BMX

Pero no todo era una superficie llana para los skaters. A finales de los setenta, las aseguradoras pusieron el grito en el cielo y forzaron el cierre de la mayoría de skateparks. El BMX (Moto Cross) y rollerblading (patines) se popularizaron y el skate pareció quedar relegado a un segundo plano, aunque se siguió practicando de modo casi clandestino, tal y como empezó.

Pero, en los ochenta, se impuso el “hazlo tú mismo” y los skaters empezaron a crear sus propias rampas de madera en parkings vacíos y trasteros y proliferaron los “parques de contrabando”.

Toma nota: el skate no sucumbió, se mantuvo y, hoy en día, la construcción de skateparks ha vuelto a resurgir con furor y las ruedas gozan de un diámetro mayor, a la vez que continúa creciendo la anchura de la cubierta de las longboards, que siguen ganando popularidad.